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Un dΓ­a Normal de Pesca

PanorΓ‘mica del RΓ­o
Suena el despertador, en el reloj las agujas marcan las 9 en punto, de un brinco salgo de la cama y con toda emociΓ³n me dirijo hacia la cocina. Mama ya me estΓ‘ esperando y me tiene preparado un tupperware con una tortilla y un pequeΓ±o termo con algo de gazpacho, el olor que desprende es delicioso aΓΊn estΓ‘ caliente, me dice que desayune antes de irme y a duras pena le hago caso solo me sirvo un vaso de leche y una magdalena que devoro en un instante e instantes despuΓ©s de un solo trago acabo con la leche. Me dirijo al garaje allΓ­ me espera mi bici y mi mochila, mientras mama me advierte de los peligros del dΓ­a que estΓ‘ por comenzar y que tenga mucho cuidado, a grito pelado ya en el garaje le digo:

-¡Mama ya no soy un niΓ±o!

En plena adolescencia no te sientes niΓ±o pero tampoco tienes la suficiente madurez para considerarte un adulto.

Por ultima vez chequeo que he guardado todo lo que necesito en la mochila, esa que hace unos dΓ­as solo albergaba libros, cuadernos y toda clase de material para el estudio en estos dΓ­as de verano lo que contenΓ­a era una pequeΓ±a caΓ±a telescΓ³pica con un carrete deportivo para la pesca de depredadores, a su lado el estuche que habΓ­a albergado lΓ‘pices, bolΓ­grafos y demΓ‘s utensilios utilizados para escritura y dibujos ahora portaba peces de silicona, anzuelos, poteras y demΓ‘s seΓ±uelos especΓ­ficos para la pesca de lance. Pongo al lado de todos estos materiales la comida que me ha dado mama y ademΓ‘s incluyo unas frutas de temporada, junto con unos snacks.

Ya son las 9 y media la hora de quedada se acerca inexorablemente y yo sΓ© que llegare tarde al ritmo que voy cierro ya la mochila miro presiones de neumΓ‘ticos de la bici veo que llevo mi kit anti-pinchazos por si acaso y me pongo en marcha, como alma que lleva el diablo. Las campanadas del reloj de la plaza retumban mientras me acerco a ella. Llego tarde, me tendrΓ© que comer la regaΓ±ina de mi amigo Javi, Γ©l siempre es muy serio y la puntualidad es una de sus mejores bazas, de ahΓ­ que siempre sea el que corte un poco el royo a todos los demΓ‘s. A lo lejos veo dos siluetas una por supuesto la de Javi, la otra algo mas bajita y regordeta es la de Pedro, tambiΓ©n es bastante puntual aunque muy desorganizado. Como me esperaba la regaΓ±ina esta en curso cuando a lo lejos se ve a Pablo que corta en seco a Javi al grito de:

-¡Venga que ya es tarde pongΓ‘monos en camino!

Javi le mira con inquina y le espeta un:

-¡Lo dices tu que eres el ΓΊltimo en llegar!


Ya estamos en marcha Pablo en cabeza nos dirige a todos hacia el camino mΓ‘s corto hacia el rΓ­o, aunque con la desaprobaciΓ³n entre dientes de Javi que aun asΓ­ le sigue confiando en Γ©l, ya que se conocen de toda la vida y aunque totalmente diferentes el uno del otro se complementan a la perfecciΓ³n y gracias a eso el dΓ­a de hoy mi tardanza no fue tan importante. El sol estΓ‘ en todo lo alto el dΓ­a no es excesivamente caluroso la temperatura es muy agradable, llegamos a la orilla del rΓ­o, el agua corre mansamente y la sensaciΓ³n que produce verla es muy refrescante, todos estamos poniendo a punto nuestros equipos pero Pedro ya estΓ‘ lanzando, el llevar la caΓ±a atada a la bici y de lo que poco tiempo atrΓ‘s nos habΓ­amos reΓ­do ahora estΓ‘ un paso por delante. A los pocos minutos ya estamos todos lanzando intentando atrapar la mayor pieza para presumir delante de los otros tres, los primeros minutos sin una picada parecen eternos, pero eso no es problema estamos con las energΓ­as a tope y seguimos intentΓ‘ndolo sin dar mayor importancia, de pronto a lo lejos se escucha un:

-PicΓ³, ¡Lo he atrapado!

Cuando todos llegamos al lugar es sin duda Pablo, lΓ³gico todos sabΓ­amos que tendrΓ­a la primera picada, Γ©l esta eufΓ³rico grita de alegrΓ­a y emociΓ³n, el agua a su frente se estremece y todos estamos expectantes de ver que sale del rΓ­o, despuΓ©s de 30 segundos eternos sale un pequeΓ±o bass poco mas grande que el pez de silicona que esta usando como seΓ±uelo, todos al verlo soltamos una pequeΓ±a carcajada mientras sus Γ‘nimos se vienen abajo, aunque por poco tiempo ya que dice en un instante.

-¡Voy ganando ya he cogido uno y vosotros aun nada! Y se le escapa una media sonrisa mientras lo dice.

Es verdad tiene razΓ³n aun ninguno ha atrapado nada, nos reΓ­mos por el pequeΓ±o tamaΓ±o de aquel pez pero nosotros somos aun mas desgraciados que el, despuΓ©s de un rato andando por las orillas del riΓ³ y de haber atrapado algunas capturas sin ser dignas de menciΓ³n nos damos cuenta que estamos bastante lejos de las bicis y vamos a por ellas, por el camino comentamos que tal se nos esta dando, entre pequeΓ±as mentiras de picadas fantasmas por el fondo del rΓ­o o esas ramas molestas que a veces no hacen pensar en ese gran pez, y lo ΓΊnico que hay al otro lado de la lΓ­nea es un enganche del que podemos perder ese seΓ±uelo que tanto nos gusta.


Es casi la hora de comer pero antes de hacerlo decidimos ir a otro lugar corriente abajo donde hay un pequeΓ±o puente y sus esquinas se crea un pequeΓ±o remanso dando pie al lado contrario del puente en una pequeΓ±a cascada que hace un ruido atronador cerca de ella. DespuΓ©s de unos cuantos lances mΓ‘s sin premio, decimos que es hora de comer, nos reunimos los 4 y abrimos nuestras comidas, como siempre a Pablo con las prisas se le ha olvidado la suya, su lonchera solo contiene unas patatas fritas y mientras mira dice:

-¡Mierda se me olvido meter los filetes!

Javi le cede uno de los suyos, aunque el se queda casi sin nada con lo que yo le acerco algo de mi tortilla ya que a Pedro no se le puede tocar su bocadillo aun asΓ­ le ofrece un muerdo poniendo como lΓ­mite sus dedos al pedazo que tiene opciΓ³n a morder.

Con el estΓ³mago lleno y a tope de energΓ­a nos ponemos en marcha otra vez en busca de esa gran captura que se nos resiste. El calor se esta volviendo insoportable y a pedro no se le ocurre otra idea que quitarse la ropa y meterse al agua mientras los miramos con envidia Pablo tambiΓ©n se decide y entra al agua, yo tambiΓ©n le sigo y Javi aunque en un principio se niega al final termina dentro del agua con todos entre risas seguimos nuestra jornada, poco tiempo despuΓ©s de entrar al agua en uno de los lances hacia un Γ‘rbol hundido en la orilla noto un enganche, creyendo que es una rama del Γ‘rbol no le doy mucha importancia.

Hasta que me doy cuenta que es algo vivo lo que esta al otro lado de la lΓ­nea, noto cada vibraciΓ³n y como lucha por deshacerse del anzuelo mientras yo lo traigo hacia mi, en uno de esas huidas noto como sale del agua haciΓ©ndome estremecer y ver la magnitud de tal ejemplar, vuelve a caer al rΓ­o y forma unos anillos que inmensos, otra vez otro tirΓ³n y sale del agua otra vez pero en esta ocasiΓ³n noto como la caΓ±a se destensa y se queda flΓ‘ccida ese bonito ejemplar desaparece ante mi sin ni siquiera llegar a saber cΓ³mo era, mi sensaciones estΓ‘n encontradas entre la amargura y la felicidad de haber sentido toda su potencia en mis manos, y esa lucha que solo un gran depredador puede transmitir, en ese momento me doy cuenta que ha comenzado a caer gotas y que una pequeΓ±a tormenta se cierne sobre nuestras cabezas, mis amigos estΓ‘n guareciΓ©ndose debajo de una nave que estΓ‘ al lado del rΓ­o, me llaman a su lado, cuando llego allΓ­ le empiezo a contar todo lo sucedido entre el asombro Pablo que era el que estaba a mi lado corrobora todo lo sucedido y en voz alta dice:

-¡Mala suerte! Cuando escampe seguiremos intentΓ‘ndolo!!

El dΓ­a va acabando seguimos recorriendo la orilla y capturamos algunas piezas mΓ‘s aunque muy lejos de ser esos inmensos peces que habΓ­amos soΓ±ado la noche anterior, ya en la puesta de sol decidimos que es momento para volver, yo saco de mi mochila las frutas que habΓ­a guardado por la maΓ±ana y las comparto con todos que camino a casa comemos y comentamos el gran dΓ­a que hemos pasado y la promesa de volver a repetirlo en fechas venideras. Ya en el pueblo nos despedimos y volvemos a casa; mi madre me espera con mi comida preferida para la cena y mi padre me pregunta cΓ³mo fue mi dΓ­a, que tal lo he pasado, me apresuro a contarle todas las experiencias vividas.

DespuΓ©s de un gran baΓ±o vuelvo a la cama a soΓ±ar en prΓ³ximos dΓ­as, en los que vivir las mismas sensaciones. Ya que un dΓ­a normal de pesca en el que aparentemente no ha pasado nada importante es una excelente oportunidad para que la amistad haya crecido de la misma que nuestra pasiΓ³n por la pesca. 

AUTOR DE LA HISTORIA: Victom_l 
┣▇▇▇═─ I LOVE FISHING


* UN SALUDO Y BUENA PESCA *
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