Un día soleado un labrador salió al campo a mirar el estado de sus cosechas, y en cierto momento cuando contemplaba su siembra observó con gran duelo que grullas y gansos de su trigo sembrado solían hacer pasto. Sin mas tardanza se decidió a colocar trampas y lazos para darles caza, como buen labrador y años de experiencia en ese trabajo, construyó y colocó las letales trampas por todo el sembrado.
Cuando después de haber colocado las trampas en sitios adecuados regresó para ver que había capturado, observo que en ellas habían caído aquellas grullas y aquellos gansos y entre ellos también una cigüeña.
Cigüeña:
Óigame señor labrador..!! Exclamó la Cigüeña temblando. Libérame de estos lazos, pues yo no merezco ser apresada por lo que se me a culpado. La diosa Ceres sabe que nosotras, muy lejos de hacer daños, somos grandes amigas del labrador y él campo.
Labrador:
Nada me agrada ni me complace, respondió el labrador en un tono colérico y furioso. Te hallé con delincuentes, a si que con ellos morirás. En ese momento se hizo el silencio en el campo, ya que en mitad de las siembras un labrador dio muerte a grullas y gansos y también a la pobre cigüeña que comía con ellos en mitad del sembrado.
Moraleja:
La inocente cigüeña tuvo un fin desgraciado al juntarse con los malos y con ello todos aprendimos que "Todos somos catalogados por las compañías que frecuentamos".
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