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La Culebra y Γ‰l Hombre


Un dΓ­a soleado, como casi siempre que disponΓ­a de tiempo libre, un hombre solΓ­a salir a pasear al monte para disfrutar de la Naturaleza. En uno de esos paseos, en los cuales solΓ­a recorrer el trayecto caminando encontrΓ³ una culebra que unos pastores habΓ­an atado al tronco de un Γ‘rbol. Al ver en la situaciΓ³n en la que se encontraba la culebra y compadeciΓ©ndose de ella, la soltΓ³.

Una vez que la culebra recobrΓ³ sus fuerzas y viΓ©ndose ya en libertad, esta se volviΓ³ de forma repentina en contra del hombre que la habΓ­a ayudado y se enroscΓ³ fuertemente a su cuello.

Γ‰l Hombre sorprendido por tal acto dijo:

¿ Que haces ? ¿ Por que me pagas tan mal despuΓ©s de haberte ayudado ?

A lo que la culebra respondiΓ³ y dijo:

¡¡ No hago nada malo ¡¡ ¡¡ Simplemente solo obedezco a las leyes de mis instintos. !!

Mal podrΓ­a yo juzgar, lo que mis ojos vieron desde Γ©l comienzo. Es necesario hacer la reconstrucciΓ³n de los hechos hoy acontecidos, exclamΓ³ Γ©l hombre.

Entonces Γ©l hombre agarrΓ³ a la culebra y la volviΓ³ a sujetar al tronco del Γ‘rbol como estaba al principio, y una zorra que pasaba por allΓ­ les ofreciΓ³ un juicio y procurΓ³ su Fallo:

Amigo hombre, nunca debes dejarte llevar por unas corazonadas, y tΓΊ, amiga culebra, si puedes escapar, debes hacerlo ya. 

Moraleja


¡¡ Atajar Γ©l mal al principio procura, ya que si llega a echar raΓ­z, tarde se cura. !!

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