El Carbonero Garrapinos
/ No hay comentariosLos Carboneros Garrapinos pertenecen al orden de las aves paseriforme y son de pequeño tamaño. Miden unos 11,5cm. Se distingue fácilmente por su capirote negro, marcada mancha blanca en la nuca y mejillas, mentón y garganta negros y cobertoras alares superiores con unos bordes blancos que forman una doble franja alar. Sin dimorfismo sexual aparente. Los adultos disponen de un fino pico de color negro, su cola es gris-negruzca, algo más corta que en los demás páridos, patas gris-azuladas, dorso gris oliváceo y partes inferiores blancas con tono ocre en los flancos.
Los individuos juveniles están menos contrastados que los adultos, con colores oscuros más pardos y los claros con tintes verdosos. Los individuos de primer año se diferencian levemente del resto de adultos en que siguen presentando una coloración más verdosa que gris olivácea en las cobertoras superiores más externas, debido a que no se cambian durante la primera muda en la Península Ibérica.
Esta especie fundamentalmente es sedentaria en la Península Ibérica. Durante periodos invernales muy desfavorables algunos bandos familiares pueden realizar movimientos irruptivos de mediano alcance, que les lleva a atravesar extensas áreas deforestadas hasta encontrar zonas más bajas en altitud o en latitud, donde las condiciones ambientales son más atemperadas.
Especialista de bosques densos de coníferas, pero también común en bosques caducifolios como hayedos, abedulares y abetales. Su presencia es escasa en bosques adehesados, ya que busca preferentemente su alimento en los diferentes estratos arbóreos y raramente en el suelo. Sus óptimos de abundancia se encuentran en bosques maduros de pino silvestre. Puede aparecer también en parques urbanos, sobre todo durante el invierno.
El Reclamo del Carbonero Garrapinos suena como un "si-sii" y un "tiui-tiui" repetido. Canto muy claro, formado por una peculiar repetición de 2-3 motivos, "situii-situii-...", más melodioso que el del Carbonero Común.
Se alimenta básicamente de pequeños insectos, larvas, arácnidos y orugas, a los que encuentra rebuscando entre los troncos y demás estratos arbóreos, muy raramente en el suelo. Durante el otoño e invierno, cuando los invertebrados escasean, también busca semillas, sobre todo piñones. Se trata de un ave de extremada agilidad, fácil de observar colgando de los extremos de ramas finas o grupos de acículas.
Fuente Fotos: Foter
Fuente: Vicente Polo
Museo Nacional de Ciencias Naturales – CSIC
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